jueves, 14 de enero de 2010

Sinopsis

La situación de los parques zoológicos en el mundo es un tema amplio a tratar, criticados por muchos y venerados por otros, las zonas que albergan animales con fines lucrativos son parte del entretenimiento diario de miles de personas. Este documental se centra en las críticas dirigidas a la gestión de estos parques en la ciudad de Valencia, tanto a partir de hechos pasados como presentes y sobre todo en relación a los dos parques que se han ganado el título de los más grandes de Europa, pero no por ello los mejores: Bioparc y Oceanográfico.

En primer lugar el Oceanográfico, un enorme complejo situado dentro de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, alberga en su interior un número amplio de especies. Desde las más pequeñas como pueden ser peces o aves hasta el buque insignia del parque como son las belugas, los delfines y las morsas. Dentro de la zona del Sector Polar del oceanográfico se hallan los tanques o piscinas donde viven estos animales. El recinto es cerrado parcialmente y recibe la visita diaria de un gran número de turistas, la acústica es ensordecedora, argumentada según el parque debido a “un motivo para la investigación de la comunicación entre ballenas”. Pero bien es sabido, que incluso el ajetreo diario de flashes y gritos acaba por molestar el fino oído de las belugas, que se observa claramente en el macho, inmóvil todo el día emitiendo gritos. Además de esto el número de morsas mostradas no se corresponde con las que figuran en la plantilla de animales del parque, por lo que se desconoce al completo donde son guardadas las otras que no se muestran, supuestamente en espacios de tamaños inferiores y recintos de dudosa seguridad y habitabilidad para estos animales. Pero otra de las secciones preocupantes es el delfinario, donde según el parque hay capacidad para albergar a más de 40 de ellos, siendo animales acostumbrados a nadar 400 millas diarias, las instalaciones parecen ya de por sí pequeñas, como para pensar en poder aumentar el número de delfines en plantilla, además el número de representaciones diarias es excesivo y puede suponer un riesgo para la salud de estas especies, por mucho que afirme la dirección del parque que sin lugar a dudas este es el mejor lugar para su mantenimiento.

En segundo lugar, una parte negra en la historia de los parques zoológicos en valencia fue el del antiguo zoo, concebido como una localización provisional que se mantuvo en funcionamiento por 40 años, esperando un lugar al que ser trasladado. Esta situación fue denunciada por muchos grupos de acción ecologista: Els Verds, Greenpeace y sobretodo el Proyecto Gran Simio, que se opuso en contra de la tenencia de simios dentro del parque en condiciones pésimas, mientras el Bioparc funcionaba con sus nuevas instalaciones. Las celdas de los animales eran diminutas y sus condiciones lo más similares a una cárcel animal. Las autoridades hicieron oídos sordos a las propuestas de mejora hasta que, dada la emergencia de Valencia como una ciudad dedicada por y para sus turistas, se optó por la creación de un parque único en Europa donde la proximidad de los animales con el público fuera casi total, intentando sumergir al visitante en el hábitat de los animales. Pero no se tuvo en cuenta los aspectos más deplorables de la localización donde fue construido, una fábrica antigua aun en funcionamiento dentro de la barriada cercana que emitía contaminación acústica emisiones de CO2 perjudiciales hasta para las personas, ruidos de coches cercanos y más aún, la inmensa contaminación lumínica de la ciudad de Valencia que sería incapaz de imitar el verdadero hábitat de estos animales, como es un cielo despejado que invita a seguir sus hábitos y no a que sufran, como los humanos, de un stress criticado por los grupos ecologistas que acaba con las muertes de varias especies dentro del parque, como son los antílopes.

En tercer lugar, la crisis que afecta a la economía mundial y nacional supone un duro golpe con la gestión de estos parques. Pese a seguir en un funcionamiento más o menos adecuado, los recortes de personal son plato principal en las reuniones de gestión del parque. Esto afecta a la cantidad de personal que hay dedicado al mantenimiento de los animales a la vez que se cancelan las posibles ampliaciones de las instalaciones actuales, para lograr una mejor calidad de vida para las especies de su interior. Es donde la balanza entre el interés económico y calidad de vida cae a favor del primero en estos parques y donde los intentos del gobierno local por promocionarlos llevan a límites increíbles, como la prepotencia de intentar obtener orcas, animales inmensos dentro del parque oceanográfico de Valencia. La filosofía de “donde cabe un caben tres” pierde en esta gestión, donde autoridades sin conocimiento alguno sobre la fauna animal y sus necesidades toman decisiones sobre que le conviene a un parque para estar siempre a la cabeza de todos los demás. Los grupos de acción ecologista luchan a favor de los derechos de los animales que se vulneran directamente desde los más altos cargos, es por ello que las decisiones que se establecen a nivel global en los parques (tamaños de celdas, reglas de traspaso de especies de unos sitios a otros, personal destinado al mantenimiento, etc.)

Así pues, las situaciones de los parques zoológicos en Valencia han variado a lo largo del tiempo, desde la creación del zoológico provisional, de instalaciones más que criticables y de acciones ocultas por los medios que posteriormente salieron a la luz como la situación de los simios; hasta la creación de los dos grandes parques nuevos, únicos y superiores a cualesquiera que haya en Europa, y que sin embargo, pese a la imagen que pretenden dar, tienen agujeros internos por los que se escapan los derechos de los animales

No hay comentarios:

Publicar un comentario